Antonio Ríos
Artículo del Mes
Septiembre 2017
¿Qué hacer y qué no hacer con un adolescente?
Intervenir con éxito. 2ª parte
Vamos a abordar en este número lo prometido en el anterior: aquellas pautas que han de tratar de llevar a cabo los padres que tengan un/a hijo/a adolescente en casa. Todos sabemos de lo complicado de la convivencia con un/a hijo/a adolescente, de ahí la importancia de cultivar la paciencia, la prudencia, el autocontrol y el manejo de las emociones por parte de los padres. No hay que olvidar que la adolescencia es un ciclo evolutivo y que pasará, por lo que hay que intentar que el trasiego de esos años que dura dicho ciclo sea lo más sereno y salgamos de él lo menos maltrechos posible.
6 PAUTAS QUE HAN DE TRATAR DE LLEVAR A CABO LOS PADRES (Lo que SÍ PUEDEN hacer)
1.- INTENTAR CENTRARSE EN LO POSITIVO
Por lo general en muchas ocasiones el convivir con un/a adolescente promueve la tendencia a centrarse en lo que no funciona bien o en lo que no hacen de manera adecuada o a destacar lo que va mal, lo que no se consigue, lo que no funciona, lo que nos olvidamos,... Esto crea ambientes enrarecidos donde el mensaje no verbal es del tipo: Todo va mal, no hay nada bueno, todo es un desastre, etc...
¿Qué hacer? Ante esta tendencia: varias cosas por parte de los padres, entre ellas destaco: Ajustar expectativas a la realidad. Confiar en que somos capaces de conseguirlo. Pensar que, a pesar de todo, seremos capaces de encontrar las claves de la solución. Una disposición positiva para “ver luz” más que “oscuridad”. No es sano “tirar la toalla” en todas las ocasiones. Los padres han de actuar “EN BLOQUE”.
2.- INTERVENIR CON FIRMEZA Y DECISIÓN
Transmitir la seguridad y el convencimiento de que hay que entenderse y que hay que regular determinados comportamientos por negociación, lo cual conlleva, por ambas partes, la capacidad de negociación. Para ello hay que intentar que, el/la adolescente, se involucre en la solución de las situaciones. No dejarles solos, ellos se tranquilizan bastante al comprobar que sus padres están atentos a las situaciones problemáticas. Es muy importante aportarles un entorno de seguridad y estabilidad lo más previsible posible. Ellos necesitan una referencia clara. Y al mismo tiempo mantener una actitud NO intervencionista ante las decisiones de ellos, siempre y cuando no repercutan negativamente sobre su integridad física o psíquica. Esto siempre es un equilibrio.
3.- MARCARNOS OBJETIVOS REALISTAS
Si las expectativas que nos marquemos son muy altas la posibilidad de frustración e insatisfacción también lo será. Hay que marcarnos objetivos a LARGO PLAZO y a CORTO PLAZO.
- LARGO PLAZO: Permiten mantener una mejora que evoluciona según criterios: características del hijo/a, edad, situación económica, familiar,...
- CORTO PLAZO: Nos permiten centrarnos en aspecto concretos - Ir valorando si estamos en el camino correcto.
Ante situaciones conflictivas en la familia que tiene uno o varios miembros en la edad adolescente, lo más práctico es acotar los problemas, operativizar al máximo los aspectos que se deseen conseguir, ser muy precisos, huir de generalizaciones, priorizar lo importante por lo aquello que nos gustaría, concretar, definir, especificar, con vistas a poder valorar, medir y ver si vamos consiguiendo logros.
4.- TRATAR DE MEJORAR SU AUTOESTIMA
• Apoyar
• No culpar
• Responsabilizar
• No juzgar
• No generalizar
• Potenciar cualidades, resaltar logros
• Fijarse en lo que hace bien, destacar las áreas en las que resalten
5.- APRENDER A AUTOCONTROLARSE
Aunque parezca llamativo es muy importante, dadas las circunstancias de los adolescentes actuales, que los padres aprendan a CONTROLARSE. ¿Qué significa autocontrol? Por autocontrol entendemos: Tener bajo propio control las respuestas que damos antes diferentes situaciones.
El autocontrol ante los hijos/as es muy complicado dada la implicación emocional que tenemos. Por lo general, no se pierde el control por un sola causa, perder el control ante una situación suele ser un proceso gradual, desarrollando la siguiente secuencia:
CONTROLADOS → MENOS CONTROLADOS → DESCONTROLADOS
¿Cómo recuperar el control sobre uno/a mismo/a? Hay que auto-observarse. Aprender a detectar nuestro discurso interno y cómo desarrollamos los pensamientos negativos. Aprender a manejar estos pensamientos negativos y sustituirlos por otros que nos hagan vivir no tan al límite. Mantener bajo control las respuestas fisiológicas.
6.- MEJORAR LA COMUNICACIÓN
• ESCUCHA activa y empática
• RESPETO por las opiniones
• LIBERTAD para opinar
• VERBALIZACIONES positivas
• EMOCIONES controladas
• NO DESCALIFICACIONES
• NO HUMILLACIONES
• COMUNICACIÓN NO VERBAL: Mucha atención a ella
• NO PERDER VÍA COMUNICACIÓN
Ojala a través de estas pautas y otras muchas, que hemos comentado durante estos dos últimos años, tu ser padre o madre haya ido creciendo en sabiduría, competencia, habilidad, serenidad y armonía, tomando perspectiva de las situaciones familiares por la que hayas atravesado o tengas que atravesar, sin dejar por ello de buscar las soluciones en los lugares oportunos. No es fácil ser padres en la actualidad por lo que no hay que desalentarse ni tirar la toalla. Tú ¡¡sí que puedes!! ¡¡Ánimo!!
Artículo del Mes
Agosto 2017
¿Qué hacer y qué no hacer con un adolescente?
Intervenir con éxito. 1ª parte
Vamos con un tema del que nunca me cansaré de hablar. Y no porque sea un tema fácil o porque me guste regodearme en lo complicado, sino más bien porque es la etapa más compleja y turbulenta en la educación de un hijo/a. En números anteriores ya expuse las características del ciclo evolutivo de la adolescencia y algunas orientaciones al respecto. Con el ánimo de alentaros y motivaros en vuestra labor como padres y educadores os voy a precisar, en este número, 6 pautas acerca de lo que NO SE DEBE HACER CON LOS HIJOS, y especialmente con los adolescentes. En el siguiente número de este Boletín, os expondré 6 pautas acerca de lo que sí se debe hacer.
6 PAUTAS QUE HAN DE TRATAR DE EVITAR LOS PADRES (Lo que NO deben hacer)
1.- SOBREPROTEGERLOS
El mecanismo de la sobre – protección se desarrolla cuando el miedo o preocupación por parte de los padres (legítima) a que les ocurra algo a los hijos, les lleva a desarrollar comportamientos encaminados a evitar cualquier elemento que se piense que puede aproximarles a un problema. Aún siendo una preocupación legítima por parte de los padres, la connotación negativa viene cuando:
- Por miedo a que suceda algo fuera de casa, no se les deja salir, ir de excursión, viaje,... - Por miedo a que tenga problemas de tipo alimentario, se está constantemente pendiente de la comida. - Buscando que tenga buenos modales, se está constantemente corrigiéndole. - Por miedo a que suspendan, le ayudo o le hago los deberes...
Todas éstas y otras muchas conductas de sobreprotección conllevan unas secuelas a largo plazo que los padres, muchas veces, no llegan a creer o saber. Entre ellas destacan: No desarrollar la confianza en sí mismos ya que el control viene “desde fuera”. Se desarrolla más inseguridad y retraimiento. No ayuda a generar propias opiniones. Genera la idea de ser diferentes. No logran las metas o se esfuerzan por propio convencimiento. Pueden generar reacciones de enfrentamiento. Menos madurez y responsabilidad personal. Más vulnerabilidad ante los problemas.
2.- CASTIGARLO TODO
El castigo no siempre es efectivo, y si se repite con frecuencia pierde efectividad. Es mejor usar las CONSECUENCIAS ANUNCIADAS u otro tipo de estrategias más pedagógicas y reparadoras. ¿Cuándo castigar? A modo de orientación te comento algunas pautas: Mejor conductas que podamos presenciar y observar, y las conductas más importantes. Mejor de manera inmediata que demorada. Mejor un único castigo que varios acumulados. Mejor “borrón y cuenta nueva” al día o la semana. Mejor cumplirlo que quitarlo. Mejor proporcionado que desmesurado. Y... totalmente desaconsejado utilizar cualquier tipo de violencia en cualquier circunstancia.
3.- APARECER SIEMPRE DÉBILES ANTE LOS HIJOS
Es importante que los padres, educadores,... muestren una imagen de serenidad, fortaleza, capacidad de control, etc... Mostrarse débiles ante los hijos les da más fuerza y poder a ellos, en una etapa en que no saben utilizar, en muchos casos, este poder de modo saludable, lo cual les lleva a comportarse, en algunas ocasiones, de un modo tiránico.
Los chantajes emocionales del tipo: “Me siento defraudado/a...”; “Me haces sentirme frustrado/a...”; “Me siento decepcionada/o...”; “Me afecta tanto que pierdo la alegría”. “Me haces perder las ganas de vivir”. “Tú eres la causa de nuestras discusiones...” Como metodología para conseguir que cambie tu hijo/a la conducta, NO es saludable.
4.- PRETENDER QUE SEAN MADUROS
Muy a menudo oímos en consulta a los padres decir que lo que esperan de sus hijos adolescentes es: Que sea más responsable. Que muestre más interés. Que sea más maduro. Que se dé cuenta de...
Pero los padres no pueden olvidar que se va madurando y creciendo progresivamente; que se van adquiriendo las habilidades y destrezas poco a poco; que la madurez no se adquiere en un abrir y cerrar de ojos; que a la edad de la adolescencia se es inmaduro/a, todavía, para casi todo; que se es irresponsable en muchas conductas, etc... Y que NO se pueden saltar los pasos para llegar antes. Educar a tu hijo/as es como UNA “COMIDA COCINADA A FUEGO LENTO”, si la quieres hacer más rápido, se puede quemar.
5.- COMPARARLOS Y COMPARARNOS
Comparar o compararnos, en muchas ocasiones, es inevitable. Aún así, hay que intentar evitarlo, ya que conlleva unas consecuencias muy negativas. La comparación es el mecanismo que más atenta contra la autoestima del hijo/a o la propia del padre o madre. Este mecanismo nos lleva a pensar que somos más torpes que otros; a pensar que los hijos de los otros son mejores que los nuestros. Nos lleva a centrarnos en lo desgraciados que somos. En muchas ocasiones nos lleva a la conclusión que los demás sí que saben educar y nosotros no. O acabamos pensando que somos un desastre o que tu hijo/a es un desastre,... Todas esta conclusiones son perniciosas para tu autoestima y para la de tu hijo/a. Es por ello que hay que tratar de evitarlo. Tu hijo/a es único/a y como tal ha de ser tratado, y también tú. No compares a tus hijos con nadie.
6.- DESARROLLAR SENTIMIENTOS DE CULPA
A veces, los padres piensan que el comportamiento de los hijos es el resultado único y exclusivo de lo que los padres han hecho o han dejado de hacer. Pero hemos de saber que la educación de un hijo/a es el fruto de muchos factores: Personales, familiares, Sociales,... En muchas ocasiones los hijos/as se encargan de fomentar esos sentimientos de culpa haciendo comentarios del tipo: “La culpa es tuya”; “Si no fuera por vosotros, yo...”; “Si tú me dejaras, yo hubiera...”; “Los padres de mis amigos no son como vosotros”,... Hay que protegerse de estas acusaciones mostrando independencia emocional y no discutiendo con ellos, ya que estos comentarios implican una manipulación emocional por parte de ellos y hemos de saber situarla como tal.
Educar es complicado y difícil, y sobre todo en estas décadas últimas que nos está tocando vivir. No podemos desalentarnos, hay que leer, formarse, ir a escuelas de padres, a conferencias, etc... pero sobre todo has de lograr, como madre o padre, sentirte sereno/a porque lo estás haciendo lo mejor que sabes y puedes. La perfección es cosa de extraterrestres, los humanos hemos de aceptar el error y el acierto como parte de nuestra vida. ¡¡Mucho ánimo!! y a no decaer.
Artículo del Mes
Julio 2017
Aprender a validar y aprobar a los hijos
Tema importante éste, y para el cual no es suficiente con el amor incondicional que profesan los padres y madres hacia sus hijos. No basta con el amor y con sentir amor por los hijos, hay que saber expresarlo, comunicarlo y que ellos lo perciban como tal dosis de amor, de tal manera que les haga sentirse validados, aprobados, aceptados, queridos, deseados, por ser quienes son, es decir, porque son tus hijos y nada más.
Esto que se lee tan fácilmente y que se entiende aún más rápido, constituye, en muchas ocasiones, un problema para muchos padres/madres que, aun sintiendo amor y amor en grandes cantidades por sus hijos, no saben o no encuentran la manera de hacérselo llegar y que ellos lo reciban a grandes dosis.
De entre todas las necesidades básicas que todo niño/a posee, existe una que es muy importante para su desarrollo psico-emocional y de su personalidad, se trata de la necesidad de sentirse importante y significativo para sus padres, que viene a estar pareja con la necesidad de sentirse querido/a por quién es. Todo niño/a necesita percibir que él y su vida, le importa a sus padres. Y si no logra importarles por sus cualidades y conductas positivas, intentará importarle por conductas o cualidades negativas, pero que ha de lograr que a ti te importe su vida... no lo dudes. Por lo que una de las tareas importantes de ser padres será la de aprender cómo hacer sentir a tu hijo/a importante para ti. Y esto no se consigue solamente a través de validaciones positivas, en muchas ocasiones los límites y las normas son interpretadas por los menores como indicativos de que te importa su vida y lo que hace. No obstante, en este caso, voy a centrarme en las validaciones positivas que los padres pueden proferir a los hijos.
Cuando Jodie Foster recibió en 1989 el Oscar a la Mejor Actriz, dio las gracias a su madre por haberle dicho que: “Todos sus garabatos eran Picassos y que no había nada de lo que asustarse”. Aquellas palabras que le dijeron de pequeña, le dieron una confianza y una fe en sí misma que se tradujo en dos Oscars.
Muchos hemos oído el refrán: “A palabras necias, oídos sordos.” Pero es falso. Las palabras no solo hieren, sino que provocan heridas que podemos tardar en curarlas toda la vida. Por desgracia, los niños no tienen desarrollada la capacidad para filtrar la información que entra en su cerebro. Ellos no pueden decir: “Acepto este cumplido pero rechazo aquella crítica”.
Un niño considera a sus padres como las personas que lo saben todo y cuyas palabras son verdaderas e indiscutibles. Si sus padres le critican, o le cuestionan, o le descalifican, o dudan de su valía de manera frecuente y repetida, acaban creyendo el discurso de los padres sobre ellos. Por eso es fundamental, para la salud mental de los niños, el ser aceptados tal y como son por sus progenitores. Por lo contrario, la herida más grande que puede recibir un niño es el no ser amado por la persona que es. Ninguna cantidad de “hacer” podrá compensar una herida del ser.
Cuando los niños/as se crían en un ambiente de aceptación y cariño, aprenden a expresar una gran variedad de emociones y sentimientos de todo tipo, desde el amor y la ternura hasta la rabia, miedo y tristeza incluidos. Sin embargo, muy a menudo, estos sentimientos son reprimidos o avergonzados por las personas adultas a las que avergonzaron o negaron sus propios sentimientos cuando eran niños. De ahí la importancia que los adultos aprendamos a reconocer, expresar y canalizar nuestros sentimientos y emociones de un modo saludable.
Un padre/madre amante que deja siempre de lado sus propias necesidades para atender a las de su hijo/a, puede llegar a crear resentimiento que se expresa con lenguaje no verbal y corporal. Vivir con sacrificio no es lo mismo que vivir con amor. Un padre/madre vigilante que guía y dirige todos los pasos de su hijo/a transmite a éste/a la idea de que el mundo está lleno de peligros que el niño/a no puede afrontar. La sobreprotección equivale más a decir “eres incompetente” que a decir “eres digno de amor”.
El tiempo que compartimos con los hijos/as y cómo lo utilizamos también es determinante en la educación de los hijos. De todos es sabido que es la calidad y no la cantidad del tiempo que se invierte con los hijos lo que cuenta para que puedan sentirse amados. Por ejemplo: El señor/a H. emplea muchas horas diarias en acompañar a sus hijos en la realización de pequeñas tareas y en jugar con ellos. Pero se oye un flujo constante de comentarios, por parte del señor/a H., como los siguientes:
“Deja de perder el tiempo Juanito; es tu turno. ¡Juega de una vez!”.
“No empuñas esa sierra como es debido, ¿Cuántas veces te he dicho que la cogieras así?”
“¿Por qué le pegas a la pelota mal? ¿Cuando vas a aprender a golpearla con el empeine?”
¡¡Volviste a manchar la témpera. Déjame hacerlo a mí. Y por Dios, esta vez, fíjate cómo lo hago!! ¡Si vas hacer algo, hazlo bien!
Las horas que el señor/a H. dedica a sus hijos están llenas de críticas, faltas de respeto, comparaciones y grandes exigencias. Cuanto más tiempo pasan los niños con él/ella, menos aptos y dignos de que los quieran se sienten. La mera compañía no siempre implica un aporte de amor.
No se trata de acertar en todo lo que decimos y en cómo lo decimos, pero como regla general sería importante que pudiéramos equilibrar la balanza entre las validaciones positivas que hacemos a nuestros hijos/as y las críticas y censuras que le profesamos frecuentemente.
No deje de decirle a su hijo/a lo que siente por ellos, tanto en los momentos más complicados como en los momentos más felices. Ello le proporcionará a su hijo/a la posibilidad de sentirse querido/a, respetado/a y aceptado/a en todos los momentos, buenos y malos.
Artículo del Mes
Junio 2017
Padres con "Chispa". 2ª Parte
Habilidades en los padres para una educación saludable.
¿Cómo vamos de chispa? Espero y deseo que estupendamente, ya que de eso se trata: De no “echar chispas”, sino más bien de poner un poco de chispa a la vida y especialmente a la vida de familia y pareja. Continuamos con la segunda parte del artículo que iniciamos el mes pasado. En aquel artículo hablamos de las habilidades personales y relacionales que los padres pueden desarrollar para llevar a cabo la función educadora lo más saludable posible. Abordamos, a continuación, el grupo de habilidades estratégicas encaminadas a educar a los hijos en el logro de objetivos y metas.
HABILIDADES ESTRATÉGICAS
1.- Capacidad para poner normas y límites
Las normas y los límites son necesarios para la educación de los hijos. Son marcas orientadoras que indican el camino. Un niño/a o un adolescente e incluso un joven, no saben preveer su futuro, no saben calcular el ritmo, el esfuerzo, los límites del camino por el que tienen que transitar hasta hacerse adultos. Es por eso, que necesitan estas marcas que les orientan e indican el sendero saludable. La mayoría de ellas pueden ser flexibles y negociadas, pero también existen normas que son innegociables. Con el paso de los años, hay que negociar cada vez más y hay que adaptarlas a cada hijo/a.
2.- Capacidad de escucha activa
Se trata de escuchar a los hijos de un modo activo, es decir, con todos los sentidos activados y con la mente y el corazón dispuestos a la escucha. Implica dar señales verbales y no verbales de escucha, comunicar interés por lo que está diciendo tu hijo/a, no interrumpir el discurso del interlocutor, evitar “adivinar” lo que tu hijo/a pretende decirte. Al mismo tiempo favorece la identificación de sentimientos y emociones en los hijos, conlleva establecer empatía y comprender sentimientos, evitar juicios o soluciones prematuras y no interrogar constantemente.
3.- Capacidad de dedicación de tiempo a los hijos
Es un tiempo de “exclusividad”, es decir, tiempo de estar sólo y exclusivamente con cada hijo/a. Para ello hay que saber “dejar o aplazar” otras actividades y aprender a “perder tiempo” con los hijos. Es un tiempo, no necesariamente extenso, sin estrés y sin dar lecciones, sin sermones, no le llene de preguntas, comparta lo vivido durante el día o la semana.
4.- Fomentar la responsabilidad en los hijos
Responsabilidad viene de “responder”, por lo que enseñar responsabilidad es enseñar a “Responder de...” y concretamente a responder de sus cosas y de sus decisiones. La mayoría de los/as hijos/as intentan, ante las responsabilidades, encontrar a “alguien bueno/a” o “semi-tonto/a” que se ablande, se enternezca y se conmueva ante ellos y haga o les ayude a hacer lo que ellos solitos deberían hacer. Y para esto van a desplegar todas sus artimañas afectivas y manipuladoras. Por eso, para iniciar el aprendizaje en la responsabilidad, hay que comenzar por “cosas suyas”: su ropa, su edredón, su cama, sus camisas, sus libros, su material de plástica o tecnología, su almuerzo... Si se les olvida o no lo hacen o lo preparan... NADIE LO HARÁ POR ELLOS.
5.- Capacidad de solución de conflictos
Los conflictos hay que solucionarlos a tiempo o tienden a hacerse grandes. No es sano aplazarlos sin darles una solución. Habrá que identificar el problema, buscar estrategias de solución entre los padres o entre los padres y los hijos, proponer una alternativa de solución concreta, ejecutarla y esperar a ver resultados que posteriormente habrá que evaluar. No siempre a la primera se solucionan los conflictos, hay que tener capacidad de “saber esperar”. En la búsqueda de alternativas de solución de conflictos es muy útil la estrategia de diferenciar LO IDEAL (lo que nos gustaría que sucediera), LO REAL (con lo que tenemos que contar) y LO CONCRETO (lo que vamos a hacer contando con lo real para acercarnos un poco a lo ideal).
PON ATENCIÓN A LO QUE TUS HIJOS/AS, TE QUIEREN DECIR, PERO A VECES NO SE ATREVEN:
No me des todo lo que te pida. Muchas veces sólo pido para ver hasta cuánto puedo coger. Si me lo dieras, tendría más, pero no sería mejor.
No me des siempre órdenes. Si en vez de mandarme tanto, me pidieras las cosas por favor, yo lo haría más rápido y con más gusto.
No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo de hacer. Decídete y mantén esa decisión. En medio de mis muchas vacilaciones necesito tu seguridad.
Cumple las promesas, buenas o malas. Si me prometes un permiso, dámelo; pero también si es un castigo. Así me iré curtiendo para la vida.
No me compares con nadie. Si me ensalzas por encima de los demás, alguien va a sufrir; si me rebajas ante los demás, seré yo quien sufra.
No me corrijas las faltas delante de nadie. Enséñame a mejorar cuando estemos solos. Te lo agradeceré infinitamente.
Déjame valerme por mí mismo. Aunque a veces me equivoque. Si tú haces todo por mí, no podré aprender.
No me grites. Te respeto menos cuando lo haces y me enseñas a gritar a mí también.
Cuando haga algo malo no me exijas que te diga el “por qué” lo hice. A veces ni yo mismo lo sé.
No digas mentiras delante de mí. Ni me pidas que las diga por ti aunque sea para sacarte de un apuro. Me siento muy mal y noto que pierdo la fe en lo que dices.
Cuando estés equivocado en algo, admítelo. Así crecerá la opinión que tengo sobre ti. Y me enseñarás a admitir mis equivocaciones.
Y sobre todo disfruta de tu ser padre o madre.
Artículo del Mes
Mayo 2017
Padres con "Chispa". 1ª Parte
Habilidades en los padres para una educación saludable.
Comenzar con un título tan sugerente como Padres con “Chispa” puede acarrearnos algún que otro agobio a la hora de creer que encima de ingeniárnoslas para estar bien con uno/a mismo/a, con la pareja, con la familia nuclear, con la familia de origen propio y la de tu cónyuge, para educar bien a los hijos, para estar bien con los amigos, para pagar la hipoteca y llegar a fin de mes, para tener dinero para las vacaciones, para no tener estrés, para no deprimirse, para que los hijos estudien, para que los hijos le obedezcan, para que no te cierren la fábrica o la empresa, para leer, formarse, para estar siempre sonriente y optimista, para... Y que encima tengamos que tener “Chispa”, nos puede llevar a situaciones que “Salten chispas” o que “No nos haga ni una chispa de gracia”, o que “Estemos que ¡¡echamos chispas!!”. Nada de esto se trata con semejante título, sino más bien intentar tratar de lo que cada uno/a puede hacer para echarle un poco de ingenio a la vida y un poco de alegría y de gracia a esto de SER PADRES, aunque no tengamos mucha “chispa”.
Este artículo es la primera parte de otro segundo que vendrá el próximo mes y con el que cerraré esto de ser padres con “chispa”. A continuación voy a comentaros un grupo de habilidades que creo es importante que los padres las puedan ir desarrollando para poder realizar su quehacer como parental lo más saludable posible. Las voy a dividir en 3 grupos: Habilidades personales, Habilidades relacionales y Habilidades estratégicas. Los dos primeros grupos los expongo en este artículo y el último en el siguiente número.
HABILIDADES PERSONALES
1.- Buena estima de sí
“Capacidad de estimarse, de quererse a sí mismo/a. Sentirse bien consigo mismo/a con el fin de poder conseguir las metas que se desean en la vida” (N. Branden). La Autoestima es lo que yo pienso y siento de mí mismo/a, no lo que los otros piensan o sienten sobre mí. Es aprender a quererse para poder querer y conlleva el conocimiento personal, aceptación personal y cuidado de sí. El ser padre/madre es una de las experiencias que más desgaste físico y emocional, entre otros, conlleva y es por esto la necesidad de cuidarse, atenderse y quererse, para sentirse bien consigo mismo/a.
2.- Seguridad y confianza en sí mismo/a
Se trata de la confianza en tus capacidades y en tus habilidades, sin olvidar tus dificultades. Conlleva el conocimiento de tus cualidades, pero también de tus límites personales, de tus resortes reactivos que te hacen actuar en momentos determinados como un “reactor” sin control de la situación. Un padre/madre que confía en sí mismo/a es un padre/madre abierto a sugerencias, que acepta otras opiniones y enfoques, sin dejar los suyos de inmediato; que actúa sin comparar ni compararse, con capacidad para adaptarse a imprevistos y novedades y con una disposición abierta a “cuestionar” sin miedo sus creencias o modelos.
3.- En Proceso de Armonización Personal
Esta habilidad apunta a procesos de crecimiento, es decir, a procesos en los que un padre o madre no ha de estar al margen. Un adulto ha de tender a ser una persona conocedora de su historia personal y familiar de origen, sabedor/a del influjo de la educación y modelos aprendidos en su familia de origen, reconciliado/a con su historia personal y familiar, con capacidad de perdonar y perdonarse, ajustado/a, armonizado/a, bien situado/a en su estructura personal, viviendo el presente, sin roles sacrificiales ni de victimismos.
HABILIDADES RELACIONES
4.- Aceptación del hijo/a concreto
Todo padre o madre ha de reconocer y aceptar conscientemente al hijo/a real que “le ha tocado”, asumiendo que es diferente a cada uno de los progenitores y que la fantasía inconsciente que todos los padres se hacen respecto a sus hijos desde el momento del nacimiento, conforme éstos se van desarrollando y haciendo mayores tal vez no se ajusta a las expectativas creadas, con lo que se provoca una frustación. Esto no ha de impedir la capacidad en los padres para crear vínculos emotivamente ricos y maduros con una separación adecuada del hijo/a que no sea violenta y agresiva, y que los lazos afectivos no impidan la diferenciación de cada miembro y le permitan progresar.
5.- Capacidad de expresión del amor y de los afectos
Es una de las grandes habilidades del ser padre/madre. El/la progenitor/a ha de ser capaz de comunicar los sentimientos, pensamientos, deseos, ilusiones, expectativas, decepciones, etc... con un lenguaje Verbal, No verbal y Físico. Un hijo/a ha de sentir la seguridad de que se le quiere y que se le educa con claridad, es decir, que el mensaje está claramente emitido e interpretado y que no cabe duda de lo que su padre/madre le quiere decir. Los hijos/as lo “perciben” todo, hasta nuestros gestos más insignificantes.
6.- Educar con el ejemplo = Prestigio
Implica coherencia entre lo que les decimos y hacemos, y esto nos da prestigio. Somos modelo para los hijos, ellos nos imitan. Durante la infancia consideran que lo que decimos o hacemos es lo mejor y lo único válido, por lo que es importante la coherencia en hábitos de vida saludable y la correspondencia entre lenguaje verbal, gestual y físico.
7.- Capacidad de elogiar, reconocer y reforzar
Es otra de las grandes habilidades. Los padres han de ser capaces de trasmitir a los hijos que ellos les importan, que les gustan cosas suyas, que se interesan por sus vidas, sus ilusiones, sus proyectos y lo que hacen. Es importante para los hijos que un padre/madre sepa trasmitir que no nos sentimos decepcionados si alguna vez fallan. Haz saber a tu hijo/a que él/ella vale, reconoce sus progresos, no utilices descalificativos constantes, ni prohibiciones frecuentes, intenta que no haya reproches cotidianos y en lo posible evita las generalizaciones en tu lenguaje.
Ya ves, todo un conjunto para un buen proyecto de ser padre o madre con “CHISPA”. ¡¡Ánimo!! y seguiremos con la segunda parte en el artículo del próximo mes.
Artículo del Mes
Abril 2017
Pautas para educar a tu hijo/a hoy
Lo de educar siempre ha sido complicado, pero lo de educar hoy sí que es casi una hazaña. Muchos padres acuden a mi consulta o me abordan al final de las charlas que imparto en las escuelas de padres, con el fin de poder conseguir un poco de orientación ante la realidad que les toca vivir y que los mantiene desconcertados. ¡¡Y no es para menos!!
Podría atreverme a decir, sin equivocarme en absoluto, que en los 40 últimos años ha cambiado la forma y el modo de vivir en la sociedad humana occidental, más que en los 2000 años anteriores. El progreso científico, tecnológico y experimental, en todas las áreas de la ciencia, y todos los adelantos conseguidos en estas últimas décadas, han conseguido que nuestra vida sea más cómoda y segura, pero también ha tenido una serie de repercusiones en la mayoría de los modelos y formas de vida en la sociedad, que nos ha llevado a una situación de ruptura de modelos y cambios de modos y estilos de vida creando, en algunos ámbitos, cierta inseguridad y zozobra. La investigación desarrollada y los avances científicos conseguidos han producido un impacto sobre los modelos de vida en sociedad, de tal forma que se han roto los modelos que durante generaciones se mantenían fijos y con apenas cambios, provocando una diversificación de modelos y estilos de vida diferentes y plurales. Todo ello a un ritmo vertiginoso, sin que podamos, en muchos momentos, “digerir” el cambio y la propuesta adjunta.
Sin caer en un alarmismo y sin ánimo de mirar para atrás, siempre que no sea para aprender de los errores, me voy a centrar en comentar algunas pautas para educar desde el hoy a los hijos de hoy, que nada tienen que ver con los que nosotros fuimos. No son ni mejores ni peores que nosotros a su edad, simplemente diferentes en un contexto diferente, y esto nos condiciona, tanto a ellos como a nosotros. La familia sigue siendo la principal fuente de educación para los hijos de hoy, especialmente en los primeros años de la vida, y aunque afirmamos que hay muchos cambios en el modelo de ser padres y familia, sigue habiendo una serie de pautas que se mantienen, con sus características de hoy, pero que siguen vigentes, y junto a éstas hay otras que se han de actualizar.
ALGUNAS PAUTAS, A MODO DE SUGERENCIA, PARA LA ACTUALIDAD.
1.- El modelo de autoridad se consigue por el prestigio, no por la imposición abusiva o el poder que le confiere ser padre/madre. Hay que ir creando el prestigio ante los hijos, y esto se consigue por la coherencia entre lo que dice y hace el padre/madre.
2.- Sorprenda, a su hijo/a, tratándole educadamente. Le trate con respeto y consideración. Le pida las cosas por favor, le dé las gracias. Agradézcale sus acciones de una forma directa. Cree clima de respeto en el hogar.
3.- Reconozca cualquier mejora. Expréseselo con gestos (abrazo, palmada, sonrisa,...). Comente su buen comportamiento con otras personas. Deje que oigan conversaciones en las que usted ensalza los méritos y conductas de su hijo/a.
4.- NO tenga miedo en poner normas y límites a la conducta de su hijo/a y a las demandas que le hagan. No porque tenga más o se le consienta más, le van a respetar más o le van a querer más. En este sentido, hay muchos padres mal ubicados y que hacen un flaco favor a la educación de su vástago.
5.- Ofrezca incentivos: Refuerce la conducta positiva y los logros conseguidos, según la edad y las metas conseguidas. A ser posible que sean de contenido social: salir a pasear a un lugar especial, una cena y peli con palomitas en casa en familia, organícele una salida con sus amigos,…. Siga el esquema: Norma cumplida, norma reforzada. Norma no cumplida, consecuencias anunciadas ejecutadas.
6.- Ofrecer alternativas para que ellos puedan elegir. Pero es usted quien pone la norma o el límite de hasta dónde se puede llegar. Más que imponer es más saludable proponer alternativas y que ellos elijan y si son mayores, negociar.
7.- Dedique tiempo y espacio a la relación con su hijo/a. Con cada uno de ellos. Aunque sea un tiempo breve, pero párese y dedíquele un rato de su tiempo a escucharle, jugar con él/ella, a tocarle, abrazarle,…. Transmitirle que para usted es único/a. Asegúrele que le quiere tal cual es y a pesar de los pesares.
8.- Desarrolle en el hogar un cuadro de valores de referencia. Son los valores en los que usted quiere educar a su hijo/a. Y el modo de fomentar esos valores se hace fundamentalmente con su ejemplo. No espere que la sociedad actual eduque a su hijo/a en los valores que usted cree más justos o solidarios e incluso humanos. En algunos momentos se pueden encontrar con que se les propone los contravalores a los que usted intenta educarle.
9.- Deje que las consecuencias naturales tengan lugar. No proteja en demasía a su hijo/a. Permita que su hijo/a afronte las consecuencias de su negligencia, de sus despistes, o de su olvido o de su ausencia de ganas de trabajar, o...
10.- Cuide la relación de pareja como alternativa para cuidar la relación de familia. Hoy en día es muy importante no descuidar la atención a la relación de pareja, dedicando tiempo y espacio para la misma. La relación es el eje desde el cual se dinamiza la familia. No la descuide. Dedique tiempo, espacio y dinero a cuidarse como pareja. Es la mejor inversión.
Los hijos/as de hoy siguen necesitando padres y madres contentos, que sonrían, que se toquen, se achuchen, se hagan arrumacos, bailen, se besen, disfruten estando juntos, que se miren de manera cómplice aunque pasen los años, que le den un soporte afectivo seguro a los hijos, y esto no se consigue de modo gratuito, hay que trabajárselo. ¡¡Ánimo y a no descuidarse!!
Artículo del Mes
Marzo 2017
Claves para entender a tu hijo/a adolescente (parte II)
Aunque la parte I sobre adolescencia la publicamos en el boletín de junio del 2009, éste es uno de los temas que merece una segunda, tercera, cuarta y no sé si enésima parte, por aquello de lo complejo y agotador que resulta convivir con un hijo/a adolescente y no morir en el intento, o no salir mal herido/a, o no salir deprimido/a, ansioso/a, agotado/a, desalentado/a... o no sé cuantos “ados” o “idos”. En fin, voy a intentar daros algunas pautas para seguir conviviendo con tu hijo/a adolescente y salir con éxito y brillantes en el intento.
Ya que estamos cerca de Pascua nada mejor decir a unos padres que conviven con un hijo/a adolescente que tienen que ¡¡Vivir con esperanza!! Y ¿Por qué? Pues porque la adolescencia ¡¡se termina!! Esta es la gran alegría. Y es que antes o después, quieras o no quieras, la adolescencia se termina, se acaba, tiene un final. Y esto es así porque es un ciclo evolutivo y por lo tanto tiene un principio y un final. Por lo que lo más sensato y saludable, para unos padres, es aprender a situarte durante estos 5 años que tiene de duración, de manera que puedan salir de la etapa lo menos doloridos posible. Y esto depende casi exclusivamente de los padres y del modo como ellos se posicionen ante su hijo/a adolescente.
No olvidéis que vuestro hijo/a adolescente está pasando por el peor periodo de la vida humana y que, a lo largo de él sufren dos grandes crisis:
1.- Crisis de Identidad: Dejan de ser niños/as para no saber qué son, pero sabiendo con claridad meridiana que NO SON NIÑOS/AS.
2.- Crisis de Autoafirmación: Se afirma el YO de la personalidad con una fuerza no vista ni percibida en ellos hasta este momento. “YO SOY YO Y QUIERO HACER LO QUE ME DÉ LA GANA”.
Estas dos grandes crisis les hacen comportarse de manera desafiante, chulesca, huidizos, desconfiados, aislados, rebeldes, narcisistas, escurridizos, separados de vosotros, no cariñosos, no cercanos, etc, etc,... Ante estas conductas y actitudes de los hijos adolescentes, ni el padre/madre más experimentado puede mantener siempre la calma, la serenidad y la paz interior, sin que se les escape algún que otro grito, amenaza, castigo desproporcionado, enfado irracional, etc,... Sin embargo, los padres no podéis olvidar durante esta etapa, por mucho que os parezca lo contrario, varias pautas que os paso a exponer.
10 PAUTAS para CONVIVIR CON UN ADOLESCENTE EN CASA
1.- Vuestro hijo/a os sigue queriendo y necesitando, tal vez más que antes. Aunque no lo expresará ni lo demandará con la claridad que lo hacía cuando era niño/a.
2.- Su mirada de desprecio, sus desplantes, su lenguaje corporal de enfado e irritación, se da porque estáis interceptando su proceso de afirmación, pero esto está al margen del amor que os tenéis mutuamente. “Le amargas la vida, pero te sigue queriendo”.
3.- Que las actitudes básicas ante un adolescente son: PROPONER, EXPONER, NO IMPONER, Y... NEGOCIAR. Aunque siempre habrá cosas innegociables.
4.- El mundo afectivo del adolescente está polarizado en sus amigos/as. Sus amigos son su “gran tesoro” y su mayor responsabilidad: “cuidar el tesoro encontrado”. Por tener amigos/as son capaces de cualquier cosa. Y digo cualquier cosa literalmente, que no os sorprenda.
5.- El/la adolescente ante las figuras parentales (padre-madre) siempre expresará lo racional, es decir, aquello que le toca decir porque es mayor, pero no expresará lo emocional, es decir, lo que necesito de ti papá o mamá. A los padres les toca descifrar lo emocional, ¡¡tela!!. Así, cuando os dicen:
RACIONAL
• No me agobies, (también te están diciendo)
• No me preguntes, (también te están diciendo)
• No vayas a verme, (también te están diciendo)
• Ignórame, (también te están diciendo)
• No me toques, (también te están diciendo)
EMOCIONAL
pero... no me olvides.
pero... interésate por mí.
pero... estate allí.
pero... estate en casa conmigo.
pero... quiéreme.
6.- El/la adolescente tiene una necesidad de privacidad y de intimidad, que no tienen cuando es niño/a. Considera que los temas que a él/ella le interesa para sus padres no tienen interés. No intentes entrar, insistentemente, en la vida privada de tu hijo/a, a menos que él o ella te lo permitan.
7.- “No rompas una pequeña vía de comunicación con tu hijo/a adolescente al estar constantemente en pugna con él/ella por cosas accesorias”. Selecciona las situaciones por las que vale la pena establecer una “pelea” con él/ella.
8.- Es muy importante saber discernir entre lo esencial y lo accesorio. Vale la pena gastar energías en lo esencial. Y en lo accesorio, aceptar la visión de tu hijo/a.
9.- Esperar y no desesperar. Potenciando sus cualidades intelectuales y no intelectuales. Intentando “querer” lo que él/ella “quieran”. Ellos necesitan percibir que a sus padres también les importan las cosas de ellos. Y sus cosas son: la ropa, la música, sus hobbies, los deportes, el mundo social de los demás,...
10.- No dejes de encontrar algún momento para disfrutar de tu hijo/a adolescente. No es sano que los hijos estén constantemente viendo a sus padres serios, preocupados, ensimismados en sus problemas, sin sonreír, sin canturrear por la casa, sin bailar en el salón, sin gastarse bromas, sin hacerse arrumacos, sin abrazarse, sin besarse, sin mirarse de una manera cómplice, sin percibir que a pesar de todo... ¡¡vale la pena estar en casa!!. Ojalá vuestros hijos os puedan ver y sentir así. ¡¡Mucho ánimo!!
Artículo del Mes
Febrero 2017
Los sentimientos negativos de tu hijo/a, ¿cómo canalizarlos?
El tema de sentir y sentir negativamente es un tema que no todas las personas lo llevan bien, es decir, se lo permiten fácilmente. Venimos de un modelo cultural y educativo en el que permitirse sentir sentimientos negativos como que no es lo que toca y que no “está bien” sentir de esa manera. Cuando en realidad, de lo que nos damos cuenta es que nuestro día a día está invadido de sentimientos, tanto positivos como negativos, y que hemos de aprender a vivir con ellos y saber qué hacer con ellos.
Los sentimientos no son ni buenos ni malos, simplemente SON, SUCEDEN, SE DAN, y hay que saber cuáles son. No obstante, aunque los sentimientos escapan de la valoración ética o moral (buenos – malos), el NO conocerlos, o NO expresarlos o NO saber canalizarlos SÍ puede tener consecuencias negativas para nuestra vida. De modo que lo mejor es saber que están ahí y hacernos conscientes de qué decido hacer con ellos (si los alimento o los desnutro), de tal modo que mi conducta sea reflejo de mis decisiones tomadas desde la razón que tamiza los sentimientos y emociones que vivo en un momento determinado de mi existencia.
Ante una emoción o un sentimiento negativo (rabia, ira, enfado, odio,...) que tenga alguno de tus hijos, la actuación que esperan por parte de los padres es que se les contenga, se les escuche, se les comprenda y se les canalice dicho sentimiento. Posteriormente, cuando esté sereno emocionalmente, ya podemos reconducir nuestra conducta y entra en funcionamiento la razón. Sin embargo, observamos con mucha frecuencia cómo desatamos el razonamiento, la lógica, el juicio, el consenso, la reafirmación y la negación cuando nos expresan un sentimiento negativo con toda la vorágine emocional del momento.
Incluso hay personas a las que le enseñaron que no debemos tener dichos sentimientos o emociones, y que el sentirlos nos convierte en “malas” personas, o en personas menos maduras, o no sé en qué rareza más. Pero lo cierto es que nuestra vida esta surcada de sentimientos y emociones negativas, y que estos están ahí. No podemos vivir prescindiendo de ellos. Entonces, ¿Qué hacer ante la presencia de un sentimiento o emoción negativa?. La manera más rápida de liberarse de las emociones o sentimientos negativos consiste en alentar su expresión. Los sentimientos negativos que se expresan y son aceptados como tales, pierden su poder destructivo, ya que descarga la energía emocional negativa que conllevan.
La fórmula para el manejo de los sentimientos negativos conlleva 3 pasos:
1.- Escuchar con empatía: Escucha activa
2.- Aceptar los sentimientos: Que la persona exprese sus emociones sin juzgarle
3.- Promover Válvulas de escape saludables: Actividad física vigorosa, yoga, taichi, baile, cantar en un orfeón, coral, senderismo, pasear, oír música, pintar, esculpir, técnicas de relajación, rezar, meditar, escribir, pintar en papel y con lápices de colores, modelar con arcilla, jugar con títeres, romper animales de trapo, descuartizar juguetes baratos, lucha de almohadas,...
Ante la presencia de sentimientos y emociones negativas lo que necesitamos todos, también tú, y especialmente tus hijos, es que haya alguien que nos acoja y que nos escuche, nos comprenda, y que no nos dé lecciones o instrucciones en ese momento, es decir, que sea empático/a con nosotros. Una vez canalizada la expresión de los sentimientos y tras un periodo de tiempo variable según cada persona, sí que podremos aceptar una pauta o un consejo desde el razonamiento y la lógica, que nos ayude a pensar y razonar y decidir qué hacer con estos sentimientos o emociones que me invaden. Todo ello ayudado por válvulas de escape que me ayuden a liberar el resto de sentimientos o emociones negativas que queden dentro de mí, de tal modo que no queden dentro de mi persona y tiendan a salir en forma de somatizaciones (síntomas orgánicos expresión de sentimientos no canalizados) y me haga daño físico o emocional que deteriore mi persona.
Es la BÚSQUEDA DE COMPRENSIÓN lo que hace que el ser humano se abra a los demás en materia de sentimientos. (Corkille, D. 2002). Aplícalo a tus hijos y aplícatelo a ti cuando lo necesites. Nadie es superman o superwoman, eso es ficción.
Artículo del Mes
Enero 2017
Sentimientos positivos, ¿qué hacer con ellos?
Resulta llamativo preguntarse qué hacer con los sentimientos positivos que tenemos dentro de cada uno/a de nosotros respecto a los hijos, pareja, amigos, familia de origen, familiares, compañeros de trabajo,... Y es que con frecuencia creemos que al sentir emociones o sentimientos positivos van a ser fácilmente comunicados o explicitados hacia aquellos por quienes los sentimos, y frecuentemente nos encontramos con que nos cuesta expresar y comunicar aquello que sentimos positivo, cayendo en el error de creer que no es necesario comunicarlo o que ya se dan cuenta o que no vale la pena o que parece cursi decirlo o, incluso, que resulta vanidoso o pretencioso. ¡¡Qué tremendo error!! el no aprender o el no arriesgarse a comunicar aquello que sentimos positivo por aquellos que nos son cercanos. En este intento de animaros a comunicar, al menos, a vuestros hijos y a vuestra pareja los sentimientos y emociones que fluyen por dentro de vuestro corazón, van encaminadas estas líneas.
Venimos de culturas y estilos educativos en los que decir lo positivo resultaba pretencioso, egocéntrico, vanidoso, e incluso no humilde. Y con esto hemos de contar en nuestro bagaje cultural personal. Cada uno/a se ha educado en una familia de origen y en unos contextos escolares y sociales en los que se ha podido prodigar la comunicación de sentimientos y emociones positivas o por el contrario se ha podido ver mermada, cercenada o reprimida esta posibilidad. Es por ello, que hemos de estar atentos y conocer nuestra capacidad comunicativa al respecto.
¿PARA QUÉ SIRVEN LOS SENTIMIENTOS POSITIVOS? (Fredrickson,B.L. 2004)
* Ayudan a progresar internamente y a prepararse para tiempos más duros.
* Propician nuevas ideas y posibilidades de acción.
* Pueden crear modificaciones persistentes y arraigadas.
* Provocan un efecto generador de recursos.
* Neutralizan el miedo. Quien se siente bien, experimenta, en mayor medida, la ausencia del peligro.
* Cambian a las personas para mejor, les abren la esperanza hacia el futuro, aumentan la resistencia y refuerzan los vínculos sociales.
* Multiplican los recursos de nuestros ancestros y, por ende, las posibilidades de supervivencia y de reproducción en las situaciones de conflicto.
* Las personas que, de ordinario, se hallan de buen humor alcanzan con más facilidad una situación anímica positiva y estable.
* No sólo cambian a la persona, sino que también se contagian.
¿QUE HAY QUE HACER CON LOS SENTIMIENTOS POSITIVOS?
Sin lugar a duda, hay que comunicarlos, bien sea verbalmente, y/o por escrito y/o gestualmente, y/o conductualmente. Pero no hay que dejar de comunicarlos. Si no los comunicamos no producen efectos nocivos sobre nuestro cuerpo, no producen daño físico ni emocional, pero sí producen un empobrecimiento PERSONAL y de la RELACIÓN, tanto si es con los hijos como sin es con la pareja, amigos, etc,...
¿CÓMO EXPRESAR LOS SENTIMIENTOS POSITIVOS?
* Verbalmente: Sin miedo, sin "freno", directamente: - Me encanta estar contigo. - Es muy agradable pasar la tarde juntos, tranquilamente, en tu compañía. – Me siento orgulloso/a de ti y de tus cualidades,...
* Autorrevelación: Expresando sentimientos y pensamientos propios, implicándose personalmente: - Me siento muy agradecida por haberte quedado con papá. - Eres adorable, no sé que haría sin ti. - Es una suerte para mí tenerte como amigo/a, compañero/a, esposo/a. - Me haces sentir de un modo especial, único/a, significativo/a.
* Por expresión física de amor: Abrazar, besar, tocar, acariciar, masajear, arrumacos, abrazo de ternura,...
* Por evidencia material de afecto, agradecimiento: Regalos, hacer tareas por el otro/a, adelantarte en una tarea, descargar al otro/a de responsabilidades, facilitarle la vida, etc,...
* Por evidencia no material del amor: dar apoyo emocional o moral, mostrar interés en las actividades del otro, respetar sus opiniones, sus gustos, sus criterios. Valorar y validar al otro/a.
CONDICIONES PARA LA EXPRESIÓN DE SENTIMIENTOS POSITIVOS:
* Han de ser mensajes cargados de autenticidad y honestidad.
* Con sinceridad.
* Buscando el momento idóneo.
RIESGOS ASOCIADOS A LA EXPRESIÓN DE SENTIMIENTOS POSITIVOS:
* Han de ser mensajes sin manipulaciones instrumentales encaminadas a conseguir algún objetivo por parte de la otra persona por pequeño/a que sea.
* No son compatibles con las adulaciones.
* La comunicación de sentimientos o emociones positivas no es un recurso para...
“Quien no manifiesta es como quien no siente” (Campos Herrero, J. 2003)
Os animo a que intentemos entrenarnos en la práctica de la comunicación de los sentimientos positivos hacia aquellas personas que los sintamos, especialmente hacia la pareja y los hijos. Al comienzo produce una sensación de “inexperiencia”, pero conforme se va practicando vas experimentando como el amor, el cariño, la amistad, la cercanía, la complicidad y la intimidad van haciéndose cada vez más fuertes y consistentes en la relación con los destinatarios de nuestra comunicación positiva.